Acuarela Sonora. Trabajo final para el curso "Paisaje Sonoro" de la UAbierta

Nombre y Apellido: Lizandra Rolón López
País: Paraguay
Fecha: 28/11/2018
Título: Acuarela sonora

Los atardeceres en mi país son de acuarela. Los colores cálidos no están únicamente en las nubes, en el cielo y en el sol; también son de acuarela el aire, el viento y los sonidos de la naturaleza. El atardecer en mi patio es peculiar, se dibuja una pintura entre el espacio no ocupado por la masa de la materia y el espacio que sí es ocupado por las ondas sonoras. Parte de esta pintura de acuarela sonora, son los ladridos y aullidos de los perros en la lejanía, los trinos de las avecitas en la cercanía, el crepitar de las hojas secas y de las piedritas bajo mis zapatos, el movimiento de las hojas de los árboles al viento, el lento movimiento de la cadena de mi perro, el vuelo de las aves espantadas por mi recorrido, el agua que cae mientras mi hermano enjuaga su ropa, el roce de mis piernas mientras camino. Opacan esta pintura de acuarela sonora los cantos corales de las felices avecitas que se ubican en sus nidos antes de que anochezca, avecitas que en cada atardecer siguen su tradicional ritual coloreado de matices. Vivimos inmersos en esta sonósfera, en esta burbuja sonora que no revienta, en este pequeño mundo que es mi patio, en un mundo de sonidos que nos acompañan cotidianamente, a veces sin siquiera darnos cuenta. Paremos un instante, escuchemos, aquí todo vive, todo vibra, todo suena. En este rico fragmento sonoro, la voz de mi madre irrumpe de manera causal e inesperada mientras camino, preguntándome en la lejanía si el árbol de la acerola tiene frutitas para el jugo, a lo que respondo con un gesto que estoy grabando.

Esta experiencia acusmática ha sido un desafío para potenciar mi escucha activa, para alimentar los ojos de mi imaginación y de mi pensamiento. Cuando escucho este sonido grabado, ya no veo la fuente sonora que la emite, escucho los sonidos puros en sí mismos, los disfruto, los siento, los reconozco.

“Ninguna escritura ha llegado a dominar el flujo de los detalles de la práctica musical, incluyendo en ella el pensamiento, como representación mental de la música. Siempre permanece un campo sobre el que solo se puede hablar o hacer oír para mostrar y tratar de reproducir esos detalles tan huidizos”. Gustavo Becerra: La posibilidad de una retórica musical hoy (1998: 42).