El TODES que incomoda

“Todes, amigues, lindes, hermoses…”

Palabras que pican, palabras que molestan, palabras que sacuden, palabras que incomodan. Y simplemente porque se reemplazan dos vocales, la “a” y la “o” por la “e”.

Pero el debate va más allá de simplemente reemplazar dos vocales, y es que siempre nos enseñaron que la “a” se usa en general para nombrar a “las” mujeres, y la “o” para nombrar a “los” hombres, pero también eso es mentira. El lenguaje históricamente ha sido tan sexista que las mujeres siempre fuimos las “innombradas”. Siempre nos enseñaron que al decir TODOS también nosotras entrábamos en la bolsa, que al decir EL HOMBRE también nosotras entrábamos en la bolsa. A partir de la lucha organizada de mujeres, el lenguaje fue tomando forma y fue visibilizando de a poco a las “innombradas” de la historia y a sus luchas.

Más allá del “todas y todos”, el “todes” es el problema. Primero nos trataron de histéricas cuando comenzamos a transformar el lenguaje para visibilizarnos a nosotras mismas, cuando comenzamos a llenar de artículos “las y los” para visibilizarnos y posicionar nuestras propias realidades. Ahora el “todes” es el problema. ¡Ojo¡, no solamente nos llamaron “histéricas” por reivindicarnos en el lenguaje, hay que leer un poquito de historia para entender por qué nos llamaban histéricas en otras páginas de nuestra historia. Va sólo uno de los tantos casos por la osadía de reivindicarnos en el lenguaje, y se trata de Olympe de Gouges. A Olympe le valió la guillotina su osadía (le cortaron la cabeza) y es que se le ocurrió reescribir en “femenino” sobre la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano del 26 de agosto de 1789, el texto fundamental de la Revolución francesa por “La Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana”, redactado del 5 de septiembre de 1791 por Olympe ¿Pero quién se creía esa bestia feminazi del sexo débil?

El “lenguaje inclusivo” pica mucho, pica muchísimo, y es justamente porque el lenguaje es político, y como lo político que es, es una herramienta de lucha, para posicionar temas, para posicionar al colectivo, para posicionar las exigencias, para visibilizar los problemas, para visibilizar las reivindicaciones, para visibilizar la propia historia de colectivos de personas que son consideradas “minorías”. En comunicación, “lo que no se nombra, no existe”, es simple. Empezar a nombrarse es gritar ESTAMOS ACÁ, TENEMOS DERECHOS. Entonces, finalmente el “todes” no es el problema, el problema son las personas que usan ese “lenguaje diabólico” que no es bien visto por la HONORABLE REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (RAE). Más allá de odiar el “todes” en realidad se esconde un odio hacia el colectivo de personas que usa el “todes”. Y este colectivo está formado por feministas, por la comunidad LGBTIQ+, por jóvenes, adolescentes diversos/as y por cuerpos disidentes.

El “todes” es tan colorido, tan divertido y tan incómodo. Me gusta usarlo únicamente para incomodar. Me gusta incomodar y mover un poquito las estructuras que están demasiado rígidas.

El lenguaje siempre ha ido mutando, nunca en la historia de la humanidad hemos hablado únicamente un solo lenguaje, ni de una sola forma. Al contrario, fuimos perdiendo riquezas lingüísticas ante tanto genocidio y masacre en nombre de las “conquistas”, los “descubrimientos” y la colonización, también fuimos ganando otras. Yo creo que las palabras son flexibles y se pueden jugar con ellas, moverlas de aquí y encajarlas allá, construir un rompecabezas “palabrístico”. Las palabras son parte de una construcción social y cultural, y forman parte de determinados contextos.

En Paraguay, hablamos dos idiomas oficiales: el castellano y el guaraní, pero día a día aparecen nuevas palabras en el vocabulario popular, también conocidas como jergas. Nuestras jergas jamás serán aceptadas por la HONORABLE REAL ACADEMIA ESPAÑOLA, y es simplemente porque no les importa. Como tampoco les importa incluir el TODES. El TODES es demasiado incómodo, por lo que ya expresé más arriba. Pero se van a seguir incomodando, porque lo vamos a seguir usando. Y así, también seguirán apareciendo otras palabras, otros neologismos, otras jergas, otros anglicismos, y tenemos que acostumbrarnos, porque esto da para rato.

Todo se transforma…