La lectura en tiempos del Iphone

Existe una palabra que no conocía, hasta que leí decir a varias amistades del facebook que no podían terminar la tesis porque “procrastinaban”. Googleé la palabra y me encontré con este significado, según la Real Academia Española (RAE) “voz creada en su origen a partir del adverbio «cras» ‘mañana, el día siguiente’, del cual «procrastinar» toma su significado de ‘dejar para mañana, posponer, aplazar’".
Dejar para mañana, posponer, aplazar…
Por mucho tiempo me ha pasado esto con la lectura, y me sigue pasando. De niña y de adolescente, leía lo que podía y a lo que accedía. Me gustaba mucho leer, pero admito que lo que leía no eran libros clásicos ni de autores nacionales ni latinoamericanos, no accedía a ellos, nadie me los regalaba, no los conocía, tampoco en la escuela los conocí.
Recién casi a los 18 años accedí a dos clásicos que me marcaron, una compañera me prestó dos libros que me los tragué en menos de un mes: La casa de los espíritus de Isabel Allende y El amor en los tiempos del cólera de Gabriel García Márquez. Me enojé y pensé ¿dónde estaban estos libros? ¿Por qué no los conocí antes? Tenía la libertad y el tiempo suficiente de niña y de adolescente para leerlos.
Seguí con Yo el Supremo de Augusto Roa Bastos, una compleja y difícil literatura paraguaya. Seguí con Rayuela de Julio Cortázar, seguí con La Odisea de Homero, seguí con El Príncipe de Maquiavelo, con El Arte de la Guerra de Sun Tzu, seguí con Rebelión en la Granja de George Orwell, con El Perfume de Patrick Suskind, seguí con Cometas en el Cielo de Khaled Hosseini, seguí con varios libros más…
Ingresé al mundo y al gusto por las letras. Hasta que tuve un celular inteligente, no un iphone, pero sí otro. Absolutamente todo me obligaba a tenerlo: necesitaba whatsapp porque así empezaban a comunicarse en mi trabajo, en mi universidad, en mi espacio de activismo social. Ya no me enteraba de nada y nadie me enviaba sms, excepto mi mamá. En el celular podía tener absolutamente toda mi vida “virtual-social” y las redes sociales formaron parte de mi vida, muy intensamente.
Perdí el hilo de la lectura por un buen tiempo: la universidad, el trabajo y las redes sociales me consumían.
Lo primero que hacía al llegar a casa, era revisar todos los mensajes que llovían en los grupos de whatsapp, y por supuesto, ponerme al día con el facebook. Es increíble cómo el tiempo puede pasar en un abrir y cerrar de ojos cuando ingresamos en ese mundo de las redes sociales. Mirás la hora, son las 22:00 y salís de ahí a las 00:00 hs. Así PUUUM! Sin darte cuenta. Fueron dos horas, dos horas que pude aprovechar para leer un libro.
Hoy, 2019, se suman LAS SERIES DE NETFLIX o series en otras plataformas. Increíble, si ya leía poco, ahora leo menos. Me volví fans de varias series, y comencé a verlas. Otra vez, en vez de leer un libro, seguía mirando series. Y siempre consciente de esto, decía que mañana leería tal libro, y llegaba mañana y decía lo mismo. Se repite la constante procrastinación.
Retomé e intento retomar el hilo de la lectura desde este 2019, cuando me sumé a la Escuela de Escritores del Grupo Literario Activarte. En definitiva, estoy atrasada con muchos clásicos universales, con clásicos de mi propio país y de nuestra región latinoamericana. Es un desafío constante tomar un libro y tener la disciplina necesaria para hacer una intensa lectura de al menos de una hora, sin distracciones. Y digo esto, porque cuando apenas escucho sonar mi celular, ya quiero saber quién me escribe, qué dice, qué quiere, ponerme al tanto de los grupos, revisar las notificaciones del Facebook. Lo peor de esto, es que no soy la única, incluso hay personas que están en una peor situación, y sí, parece que el celular se ha vuelto una extensión más de su cuerpo. Yo ya estoy controlándome, ya dejo fluir lo que pasa a través de ese aparato.
Bueno, ahora quiero hablar de nuestra experiencia en el Primer Congreso Nacional y del Mercosur de Jóvenes Escritores, al cual hace referencia el título “La lectura en tiempos del Iphone” y es que participamos de una de las ponencias con ese nombre. El señor Alejandro Vaccaro, Presidente de la Sociedad Argentina de Escritores habló del tema. Quiero puntualizar que en serio creí que su presentación sería sobre las posibilidades que ofrece las nuevas tecnologías para la difusión de la lectoescritura, pero habló desde otro enfoque. Y es que Vaccaro está muy preocupado por las bajas cifras de la lectoescritura, y dice que es culpa de los celulares inteligentes y de su uso desmesurado, un poco de lo que dije arriba, por experiencia personal.
Pero olvidé contar, que también desde mi celular leí muchos libros en PDF, es una de las variadas posibilidades interesantes que ofrece las nuevas tecnologías. Además participé en grupos de Facebook de aficionados/as a la literatura que recomiendan y comparten libros. También, creé un blog personal para compartir algunos de mis escritos, y participé de pequeños concursos de microcuentos en formato digital.
Volviendo a Vaccaro… resulta ser que él poco está de acuerdo con el uso del celular, porque considera que son un alto factor de distracción y fragmentación para la lectura disciplinada. Y tiene razón, en partes. Le di la razón, primero…pero fue negando la realidad que hoy forma parte de nuestra vida, y disentí…
Vaccaro dice ser “de la generación del papel” y es bastante comprensible su calificativo, porque es real, y porque hoy también formamos parte de una nueva generación, que es la de la era digital. Sin embargo, aún habemus jóvenes que preferimos un libro de papel antes que uno en PDF.
Es un desafío muy grande buscar estrategias para la lectoescritura en esta era digital. Hay personas que ya lo están haciendo, incluso se habla de aplicaciones gratuitas para compartir escritos gratuitos y leer al mismo tiempo otros trabajos, muy utilizados por adolescentes. También están los “bookstagramers” personas que van escribiendo pequeñas historias en las historias de Instagram, justamente dirigido a un público adolescente y juvenil. Y hay que buscar otras estrategias, y evitar negar una realidad que ya forma parte incluso de nuestro cuerpo y mente.
Ahora voy a transcribir aquí algunos aportes de Vaccaro que me gustaron:
“El buen texto se sostiene por su contenido. El soporte depende de la elección del escritor/a”
“La literatura es el arte de encantar las palabras” Gabriel García Márquez
“El tiempo es un gran antólogo” Borges
“El texto literario está por encima del soporte” Ferrer
“Para ser buenos lectores, lo único que se debe hacer es leer”
“Uno es por lo que lee, no por lo que escribe” Borges
“La lectura es proporcional al tiempo que se le dedica”
“Vivimos en la era de la post verdad, el lector cree lo que escribe el escritor. Los adolescentes y jóvenes creen lo que leen en redes sociales. No es lo mismo un medio que otro. Hay medios con intereses económicos, que no les importa la supuesta verdad. Hay que tener precaución con lo que se lee”
“Los chicos de hoy no leen menos, lo hacen de forma fragmentada por el uso del celular”
La lectura comprende 3 pasos
  • Lectura
  • Comprensión
  • Asimilación de lo que se lee
En Argentina, hubo una importante disminución de publicaciones entre el 2016 y 2018, la caída fue del 26%. Con relación a libros editados, entre el 2014 y 2018, la caída fue del 63%. Para Vaccaro, esta realidad no es solamente un daño económico, sino un daño cultural. Cerraron más de 30 librerías, más de 80 están en crisis. Librerías y editoriales importantes también cierran y están en crisis. Y las pequeñas y medianas editoriales, que son soporte principal para la producción de jóvenes escritores, no son las excepciones.
El 20% de la pérdida directa de empleo son de editoriales, mientras que el 15% se ve afectada indirectamente. También hay más de 5 mil desempleos de gráficas.
En el gobierno de 2010-2015, el estado llegó a adquirir y distribuir 13 millones de libros en todas las escuelas de Argentina, situación que cambió con el último gobierno macrista,
Pero…“No alcanza sólo con entregar libros, regalar. Hay que darle seguimiento ¿Qué hizo con el libro, lo leyó, lo compartió? Hay que trabajar y hacer hincapié en el seguimiento” dice Vaccaro.
Finalmente…“El libro toma valor cuando es leído, sino es un objeto inanimado. Cuando es leído, comienza el hecho estético” finaliza Vaccaro.