Tembiaporã: tembiapo ha pakova Paraguay

Conocí Tembiaporã, un distrito del Departamento de Caaguazú-Paraguay del cual anteriormente no había escuchado. Cuando llegué, entendí la relación de su nombre “Tembiaporã” con las dinámicas de vida de su gente. 

Tembiapo es una palabra en guaraní que traducida al castellano significa “trabajo”, y al agregar “ra” sería así como “lugar para el trabajo” o incluso el “porã” que es “lindo, linda”, entonces podría ser “lugar para el buen trabajo” tembiapo-porã. O incluso del “arã” que al acompañar a una palabra en guaraní denota la obligación de hacer algo, por ejemplo: “jajapo arã (tenemos que hacerlo), entonces sería “lugar para trabajar”. Si algún experto/a en gramática guaraní lee esto, por favor que comente por aquí cual sería su mejor traducción.  

Tembiaporã está ubicado en el Departamento de Caaguazú-Paraguay, fue creada por ley 3421 en el 2008, con una superficie de 444 km2. Es conocida por ser “Capital de la banana", el distrito más importante en la producción y distribución de banana. Para llegar a esta localidad y acortar el amplio y largo recorrido por el “tape pytã” (camino de tierra roja) se debe cruzar en balsa, un trayecto que dura entre 10 y 15 minutos. 

Hay tres puntos o cruces en balsa. La primera que es la principal, y que está habilitada de lunes a domingo con tres balsas en constante funcionamiento, te lleva al centro de Tembiaporã. Los otros dos puntos que están más alejados, te llevan al otro lado del centro, hacia la zona más rural, pero estas balsas no funcionan todos los días, se recomienda incluso agendar con previo aviso si se va a cruzar por uno de esos lados. El cruce en auto cuesta 30 mil guaraníes, en moto 5 mil guaraníes, y en camiones puede costar entre 40 mil o 50 mil en adelante. También se puede cruzar sin móvil, a pie. 

Según me comentaron, las balsas son negocios privados de políticos de turno, y al mismo tiempo, funcionan a través de una especie de “acuerdo” con el Ministerio de Obras Públicas. Hay casi un monopolio de este servicio en el lugar, que ya ocasionó incluso algunas disputas entre partes.

Al cruzar el río por la entrada principal, salimos a la zona céntrica del distrito. Mientras nos adentramos a los caminos rojos, nos acercamos a la zona “productora”, a partir de este punto comienzan las hectáreas de cultivo de banana, el rubro principal.

Un dicho que solemos repetir constantemente en la familia es que “no hay trabajo fácil”, y definitivamente para este lugar ese dicho se acrecienta. Nos comentaron que ipo’i la situ (está complicada la situación). Después de las heladas, se perdieron kilos de producción y plantas de banana, actualmente, se espera que en tres o cuatro meses se pueda “repuntar” con la cosecha.

El trabajo de este rubro es intenso, y prácticamente manual. El cultivo, el cuidado, la cosecha, el empaque, la mayoría se hace a mano. Anteriormente, el trabajo en el campo bananero estaba muy relacionado a los hombres, pero según nos comentaron, ahora también hay mujeres que se involucran, entonces se hace una división de roles. Los varones mueven la tierra, cortan las malezas y ramas secas, las mujeres ponen el abono, juntan los “naylos” (bolsitas de plástico) que se colocan a cada cacho de banana y hacen controles rotativos.

Los bananos pueden estar listos entre 9 a 12 meses, depende. Después de la cosecha, se trasladan a establecimientos para el lavado, empaque y exportación final. Cada caja de banana puede costar, en su precio esplendor, 70 mil guaraníes, y 30 mil guaraníes si la situación lo amerita. Si hay buena cosecha y buena exportación, hay “buenas ganancias”. La mayor cantidad de bananas se exportan a Uruguay, Argentina, Brasil y Chile, a través del río. Poco queda para la importación.

El trabajo está orientado netamente al mercado. La producción no es orgánica, pues cada cultivo se “cuida” con ciertos fertilizantes y químicos artificiales. La asociación de cultivo es mínima, algunas familias cultivan legumbres entre cada espacio que se deja por cada brote de banana, pero es minoría. Además, la planta de banana tiene un alto consumo de agua y nutrientes del suelo como nitrógeno y potasio, dejando a la zona de cultivo bastante seca, lo que implica fertilización y abono constante y controlado.

Otro tipo de producción para el autoconsumo familiar es casi inexistente. Las familias acostumbran a comprar o importar de otras zonas verduras, legumbres, frutas. También, pocas familias tienen gallinas, vacas o chanchos para el consumo. La mayor parte del tiempo y la energía se concentra en los campos de banana. Así también, existe nula “organización” ciudadana. Aunque haya indignación hacia ciertos temas, no hay tiempo para organizarse. El poco tiempo de descanso, se utiliza para ir a las iglesias y centros de adoración cada vez más extendidas en el territorio.

En el distrito es notable el abandono del estado y la pobreza generalizada. Se trabaja demasiado pero poco se retribuye a la población. La gente aguarda esperanzada el prometido asfalto para agilizar la movilidad de la producción, aguarda el prometido Hospital Regional para el distrito, y el apoyo a trabajadores/as del rubro, pues en tiempos de crisis no tienen otro ingreso.

El siguiente rubro después de la banana es la soja, pero este corresponde más a los conocidos “terratenientes”. Hectáreas de tierras de Tembiaporã son de la familia Zavala y también de menonitas. Recientemente, hubo un incidente en una de estas propiedades, un violento desalojo tras una ocupación, que implicó disparos y gases lacrimógenos desde helicópteros por la Policía Nacional a las personas ocupantes.

El tercer rubro a menor escala en Tembiaporã es la producción de piña y melón.

Al seguir nuestro recorrido, podemos ver lo “libre” y expuestas que están las casas. Con cada tormenta, los daños son muy perjudiciales porque prácticamente ya no hay arboles nativos ni montes para la protección. Esta naturaleza fue reemplazada por campos de banana, soja y eucaliptos. Pocas casas tienen árboles frutales como cítricos u otros, incluso jardines o pasto. La tierra roja y seca, y el polvo están por todas partes.


Pero en Tembiaporã, el tembiapo de las familias no para, se puede notar en la piel curtida por el sol, en las manos lastimadas y en el cuerpo duro de tanto andar…

Más fotos lindas de esta experiencia estarán disponibles en mi instagram: lizandrabatiburrillacreativa